viernes, 14 de octubre de 2011

Cumpleaños


He comprobado que, por anciana que sea una mujer, conserva grabados a fuego en su memoria, con increíble nitidez, los detalles de los momentos que precedieron al nacimiento de sus hijos. Es como si la vida se hubiera detenido allí un momento y dejado una huella imborrable. Yo misma, en cada cumpleaños de mis hijos, rememoro esos momentos y me explayo, con lujo de detalles, contándoles y contestando a sus muchas preguntas. Y es el cumpleaños ese retorno al origen de la vida. Por eso mis cumpleaños son agridulces. Tengo mucho para celebrar y seres queridos con quienes festejar, pero esa pequeña historia me la tengo que inventar, y no puedo dejar de hacerme todas esas preguntas sin respuesta, no puedo dejar de pensar en vos. ¿Habré sido tu primera hija? ¿Habré sido tu única hija? ¿Con quién estabas aquel día de octubre de 1969 cuando te internaste en el sanatorio para parirme? ¿Qué sentías? ¿En algún momento sentiste dudas? Y después que me dejaste, ¿qué sentiste? ¿Te acordarás hoy vos también de ese día?
Y así es que hoy, a los 42, todavía sigo preguntándome quién sos, dónde estás, si te acordarás de mí, y por qué, por qué, por qué...
A la mañana, me despertarán con besos y abrazos, y felizcumpleaños, y regalos y llamadas y mensajes, y el momento presente irá ganando la pulseada y me acostaré cansada y feliz. Pero este momento, este momento que es la hora en que nací, hace hoy 42 años, este momento es sólo mío y tuyo y brindo una vez más con el fantasma de tu ausencia, hasta que volvamos a encontrarnos.

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